“Om shanti shanti shanti ”
La palabra Shanti, proviene de la raíz sánscrita sham, que significa “calma”. Y eso es lo que significa también shanti: “paz”, “tranquilidad”, “calma”, “descanso”. En muchas ocasiones esta va acompañada de un Om, creando así el mantra de la paz, que suele entonarse de dos maneras: om shanti om y om shanti shanti shanti.
La práctica del Yoga y la paz en el mundo están unidos.
En la actualidad, el mundo alcanza el pico más alto de conflictos desde la II Guerra Mundial. Desgraciadamente hay 56 guerras que permanecen activas con 92 países involucrados más allá de sus fronteras, según el estudio sobre la paz global del Institute for Economics and Peace. Ante esta situación se podría decir que los conflictos bélicos parecen ser inherentes a la condición humana, pero no es así. Diferentes estudios que se realizan sobre el comportamiento humano coinciden en que la competencia sí es inherente a todos los seres vivos: competimos por los recursos, especialmente cuando estos son limitados. Pero la violencia no, la violencia se aprende.
Violencia y agresividad no son palabras sinónimas. La violencia se nutre de los comportamientos agresivos, pero va mucho más allá: los mezcla con condicionantes sociales y grupales. En este sentido, una de las fuerzas más poderosas de movilización individual y colectiva es la ideológica. Ideología, manipulación, ambición, arrogancia… la lista es larga. Existen determinados trastornos que según el denominado síndrome de Hubris o de la arrogancia, se desarrolla en un número significativo de personas que ejercen cargos de poder (político, económico, científico, cultural, etcétera). Y se caracteriza por una ambición sin límites y un comportamiento temerario e insolente. Parece ser que no estamos en buenas manos.
Por el contrario, el mundo del yoga se asienta sobre la paz, hasta el punto de que se podríamos asegurar que si todos fuésemos practicantes de yoga no existirían guerras en el mundo. Lo dice el maestro Mahatma Gandhi, “La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre” “Existen muchas causas por las cuales estoy dispuesto a morir, pero ninguna por la cual esté dispuesto a matar”, escribió en 1927. Una afirmación que recoge la esencia de su filosofía, la no violencia. Gandhi consiguió la independencia de la India, sin entrar en una guerra ,con el por entonces imperio británico.
El camino de la no violencia es difícil requiere disciplina, autenticidad, valores, empatía, generosidad, bondad. Cualidades todas que practicamos los yoguis. El yoga y la meditación son herramientas perfectas para aumentar nuestro bienestar y trabajar en nuestro equilibrio mental y emocional. Con ese equilibrio podemos tejer un mundo de paz.
Me remito al Yama, es decir los códigos morales que son los siguientes:
- Compasión por todo ser viviente. Ser amable, amigable y considerado de toda persona, animal o ser viviente.
- Compromiso con la verdad. Hablar siempre con la verdad, teniendo preocupación de cómo, cuándo y dónde decimos las cosas. Este precepto se basa en el entendimiento que la acción y comunicación honesta es la base saludable para cualquier relación.
- No robar. No apropiarnos de cosas que no nos pertenecen. No aprovecharnos de circunstancias o personas. .
- Control de los sentidos. Fomentar relaciones con el más alto entendimiento de la verdad. Comportamiento responsable y moderado que te mantenga en el camino hacia el crecimiento individual.
- Neutralizar el deseo de adquirir riqueza innecesaria. Tomar solo lo necesario, solo que nos hemos ganado. El querer tener más de lo necesario implica falta de fe en que Dios proveerá.
Cuando practicamos estos cinco preceptos o Yamas y se hacen parte de nuestra vida diaria, la naturaleza humana se purifica y contribuimos a la salud y alegría de la sociedad. En definitiva, nos convertimos en constructores de sociedades pacíficas incapaces de contribuir a la creación de conflictos bélicos i genocidios.