🌊Hay personas acuáticas, fáciles de detectar. No caminan: flotan. No hablan: murmuran. Llevan en la piel el brillo de la escama y en algún lugar secreto nostalgia del océano. Viven donde la tierra se disuelve en agua y las historias se cuentan burbujeando en coros de sirenas.
Son descendientes de antiguos pactos entre el mar y la luna y no pertenecen a ningún reino, salvo al del mar.
Mi abuela me contó que la gente acuática nunca se can del todo, ni siquiera al sol. Se les ve caminando por la ciudad con paso de marea, arrastrando algo invisible como una red de pesca, y hablando con voces que suenan a agua antigua.
Quizás mi pueblo surgió del mar, del mar mediterráneo y mis antepasados sean gente acuática que vivió añorando volver a sumergirse para siempre jamás.