Erika tiene unos ojos de estrella que brillan en la noche de su mundo sin mama. Alguien engañó a su padre y este acabó en prisión por tráfico de drogas. El no sabia porque lo trincaron, el no sabia nada de nada.
Ella, la niña de ojos de estrella quedó a cargo de una madrastra como la de Blancanieves. Pero más pobre, sin poderes, sin pociones mágicas; solo una madrastra alcohólica.
A Erika la visitaron de España para ver su pobreza. Y ella se quedó sin habla, atónita… con una apatía que helaba la sangre.
.- Te vienes conmigo? le pregunto la cooperante de una ONGD y ella digo: No.
Y señaló su casita sucia de barro y charcos, su mamá que no quiere serlo, su hermana que no lo es y su pobreza.
En medio de toda esa cochambre Erika estaba en casa. Y la extranjera marchó con una impotencia que se metía en el estómago hasta llegar al vacío.
Adiós Erika, ojala que la suerte te acompañe