EL CUENTO

Cuentan que….» el Baobab se sentía muy orgulloso de su aparaciencia. Sin duda, era un árbol magnifico.  De tronco poderoso sostenía un imponente y frondoso ramaje que se extendia muchos metros alrededor de su base. Sus hojas eran preciosas; muy verdes, muy anchas y siempre permanecían frescas y jugosas. Mimaba sus flores y escondía sus frutos para que nadie pudiera sentirse tentado , ni mirarlas ni de comerlos.

Todo esto le representaba mucho trabajo. En cuanto amanecía y el rocío de la mañana lo despertaba, aprovechaba esta humedad para frotar sus ramaje agitando vigorosamente sus ramas y desprenderse, asi, del polvo del dia anterior. Sacudía y saducía hasta ver caer cada hoja seca o imperfecta y cualquier ssuciedad que el viento pudiera haber traído hasta su copa. Y luego le quedaba todo el día para exihibir su belleza ante el mundo.

Pero una mañana, llego un pájaro y su posó sobre él. El Baobab se estremeció. Aquel pájaro traía las patas sucias y el plumaje hecho un desastre. Seguramente se pasería por su impecable ramaje y se pondría a asearse alli mismo , soltando  sobre sus limpias hojas el polvo de sus plumas y hasta era posible que le rompiera algún brote o que picoteara alguno de sus frutos. No, no lo consentiría.

.- Eh, tú!- le grito al pájaro- No te atrevas a limpiarte las plumas encima de mi ni a picotearme! Vete…!

El pajaro le suplico:

.-Por favor, amigo. Estoy muy cansado. Llevo todo el diía buscando comida para mis pequeños y un halcón me ataco hace un rato y por poco me arranca un ala.  Necesito descansar un momento y arregñlar mis plumas para poder volver a casa.

.- A mi no me cuentes tus desgracias- dijo el Baobab-. Tengo mucho trabajo para conservarme como estoy y no permitiré que un miserable pájaro me ensucie ni una hoja. Vete..!

Y diciendo esto, el insensible árbol empezó a mover furiosamente sus ramas y a sacudir todas sus hojas hasta que el pajarillo tuvo que salir volando para no morir de un golpe».

El cuento no acaba aqui , ya que Baobab pagó muy caro su orgullo y su crueldad.

.. «El pajaro había sido enviado por los dioses para poner a prueba al orgulloso árbol y, por su falta de compasión, fue condenado a enterrar su frondosa copa en el suelo y a dejar expuestas sus raíces , que es lo que ahora vemos.

Ademas se le encargo la tarea de servir a humanos y animales entregando sus frutos, su corteza y hasta su mismo tronco, para que fuera útil a todos aquellos a quienes siempre había mirado con desprecio».

Asi es como el abuelo Babalaqui habla a los extranjeros cuando le preguntan sobre el Baobab.
Si te interesa África, sus gentes, su cultura, la manera de expresar sus emociones, sus colores y los sentimientos que desprende quizá te guste este BLOG

estherroig

Periodista, interesada en temas sociales Fundadora y presidenta de la ONGD MENUTS DEL MÓN, www. http://www.menutsdelmon.org/. Gerente del Centre Intercultural , www.http://centreintercultural.menutsdelmon.org/

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